Cumpliendo con el estándar
Parece que siempre hay un estándar a cumplir para pertenecer. Si deseas ser parte de un club, debes cumplir con sus estándares de membresía. Para asistir a la universidad X o Y, debe cumplir con sus estándares académicos. Para jugar para un equipo de béisbol de las Grandes Ligas tienes que ser un buen jugador de béisbol profesional.
Hay un estándar que todos hemos fallado en cumplir: darle a Dios el lugar que se merece.
Desde el comienzo de la creación, hemos fallado en reconocer a Dios como Dios. Siempre hemos jugado con la idea de que podemos ser como Dios (Génesis 3:5). Ese fue nuestro primer pecado y es la fuente de todos nuestros pecados. No hay necesidad de mencionar ningún otro, ya que rechazar a Dios es más que suficiente para fallar el estándar.
pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios. – Romanos 3:23
El pecado nos separa de la fuente de la vida y el resultado es la muerte (Romanos 6:23a). Esta no es una decisión que Dios tomó por nosotros, sino que nosotros mismos tomamos cuando elegimos convertirnos en nuestros propios dioses.
Afortunadamente, Dios no se ha dado por vencido con nosotros. Dios abrió un camino para que logremos el estándar, pero no por nuestros propios méritos, lo cual es imposible, sino por los méritos de Su hijo Jesús.
Puedes pensar que incluso si esto es cierto, no funcionará para ti; no hay forma de que tu vida pueda cambiar. Déjame contarte un secreto, he sido un seguidor de Jesús durante mucho tiempo, pero mi vida sigue fallando el estándar de Dios. Puedo tratar de vivir una vida que le agrade porque lo amo, pero aun así le fallaré.
Pero, en Cristo, se satisface el estándar y mi relación con Dios se restaura completamente, no por mis logros, sino por los de Jesús. La clave aquí es “en Cristo”. Cuando una mujer embarazada viaja, sólo tiene que pagar un boleto. No hay necesidad de pagar por la criatura porque aún la criatura está “en su madre”. Asimismo, el precio ya ha sido pagado por los que están “en Cristo”.
Jesús cumplió con el estándar para ti. Solo tienes que estar “en Él”.
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