Sumidero
Hace unos meses descubrí que entre mi casa y la casa de mi vecino había un pequeño sumidero que se formó debajo de la acera. Preocupado por que la situación pudiera empeorar pudiendo causar daño a los niños que juegan en el área, informé sobre la situación al condado. Al día siguiente una brigada de empleados se encargó de resolver el problema tapando el sumidero con tierra.
Desafortunadamente el relleno con tierra parece ser una situación temporera pues la condición resurge luego de varias semanas. Al buscar información al respecto observé que la solución conlleva ciertos pasos que pueden resumirse como sigue:
1) Excavar hasta llegar a la base del sumidero.
2) Determinar la causa de la erosión.
3) Resolver el problema que está causando la erosión.
4) Rellenar el sumidero comenzando con un fundamento de rocas.
5) Frecuentemente revisar el área para asegurarse que no ha habido erosión adicional, y reparar nuevamente de ser necesario.
Esta ilustración tiene muchos paralelos a la vida espiritual. Nuestras vidas se apartan de Dios por un gran sumidero que se llama pecado. Cuando esto sucede nuestras vidas están en peligro hasta tanto se corrige la situación. Resolver la situación también requiere varios pasos.
1) Reconocer la situación y el peligro que esto representa para nuestras vidas. Para esto es necesario excavar hasta llegar a la base del problema (¿Qué está socavando mi relación con Dios?). Esto puede ser una etapa dolorosa que requiere un gran nivel de sinceridad, pero es necesaria para poder resolver nuestra grave situación.
2) Una vez reconocemos nuestro pecado es necesario confesarlo delante de Dios en arrepentimiento.
Mientras callé, se envejecieron mis huesos En mi gemir todo el día. – Salmos 32:3
3) La próxima etapa requiere pedirle a Dios que nos ayude a remover el pecado de nuestras vidas. Esto no es posible sin un fundamento que bloquee el pecado y llene la separación que el pecado causó entre nosotros y Dios. La única roca que llena esta separación es Jesús. Sin él no hay forma de que podamos acercarnos a Dios.
4) Finalmente, y posiblemente la etapa más importante, pero a la misma vez más ignorada, tenemos que frecuentemente revisar que el sumidero no ha resurgido. Es necesario asegurarnos que descuidos no afecten nuestra relación con Dios creando nuevamente una separación. Es por esto que tenemos que mantener una relación constante con Jesucristo como nuestro Señor.
Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina. – Mateo 7:24-27
El sumidero en la acera puede causar una situación que podría causar daño a los que caminan por el lugar, pero la separación que el pecado causa entre Dios y nosotros puede causar el peor daño que pueda sufrir el ser humano: pasar la vida eterna separado de Dios.
¿Existe un sumidero en tu vida? ¿Qué vas a hacer al respecto?
Comentarios
Sumidero — No hay comentarios
HTML tags allowed in your comment: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>