Dios tiene el control
La vida trae diferentes retos cada día. Esto parece no ser un problema siempre y cuando podamos controlar la situación. Pero la realidad es que no siempre se puede tener el control. En estos casos hay una sola cosa que podemos hacer: pedirle a Dios que tome el control.
La biblia nos ofrece algunos ejemplos de lo que significa ceder el control a Dios. Uno de estos ejemplos es José. José tuvo unos sueños que le revelaban una posición de autoridad sobre sus hermanos. No entendiendo que aún no era tiempo, José compartió su sueño y como resultado fue rechazado por sus hermanos. La consecuencia fue que sus hermanos decidieron tomar venganza y lo vendieron como esclavo. Este fue solo el primero de una serie de eventos negativos que incluyeron el ser calumniado, echado en la cárcel y olvidado.
Una situación como esta puede llevar a una persona a preguntarle a Dios cosas como: “¿Que paso con lo que me prometiste?”, o “¿te olvidaste de mí?” Pensamos que Dios ha perdido el control cuando no entendemos la situación. Pero esto no es así. Dios no depende de nuestra comprensión de la situación para hacer lo que quiere hacer.
Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová… Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié. – Isaías 55:8-11.
En el caso de José, cuando parecía que no había esperanza para él, luego de una serie de eventos fue exaltado a la segunda posición más poderosa en Egipto. Y no solo esto, sino que a través de su liderato José fue un instrumento de Dios para salvar a su familia. Cuando vemos la historia de José podemos entender que Dios estuvo en control en todo momento, incluyendo las situaciones negativas. Dios uso tanto las situaciones negativas como las positivas para lograr Su propósito. A veces es necesario llegar al punto donde no hay nada humanamente posible que se pueda hacer, para ver las maravillas que Dios puede hacer cuando Él tiene el control.
Dios me envió delante de vosotros para que podáis sobrevivir sobre la tierra, para daros vida por medio de una gran liberación. Así, pues, no me enviasteis acá vosotros, sino Dios… – Génesis 45:7-8
Otro ejemplo fue el de Sadrac, Mesac y Abednego (Daniel 3:1-30), quienes propusieron en sus corazones ser fieles a Dios aun sabiendo que esto podía resultar en la perdida de sus vidas. Yo pienso que si estuviera en una situación como esta aun trataría de controlar la situación orando a Dios “quita a estos infieles del poder”, o “haz que esta ley sea derogada”, o “no permitas que me descubran”. Pero los planes de Dios siempre tienen un propósito que va mucho más allá de lo que podamos imaginar. En el caso de Sadrac, Mesac y Abednego, ellos tuvieron que pasar por la sentencia de muerte para poder ver la mano de Dios dándole vida donde se suponía que hubiesen muerto. Podremos ver el milagro cuando le entregamos a Dios todo el control.
¡Qué bueno es perder el control en las manos de Dios!
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