Esperanza
Esperanza:
- Confianza en que ocurra o en lograr algo que se desea.
- Objeto de esa confianza
- Virtud teologal por la cual los cristianos esperan la ayuda de Dios en este mundo y la gloria eterna tras la muerte
Con la juramentación de un nuevo presidente en los Estados Unidos de America, para mucha gente ha resurgido una esperanza de que las cosas hayan de cambiar para bien. La elección de un político no convencional, junto al cambio de mentalidad de los votantes al dejar atrás el racismo y elegir por primera vez un presidente de raza negra, aumenta las expectativas de que habrá de comenzar un proceso de cambio que es anhelado en todas partes del mundo.
La situación económica mundial, los problemas ambientales, el peligro de las naciones con capacidad de armamento nuclear y un aumento de tensión en las relaciones entre los Estados Unidos y Rusia, entre otras cosas, hacen que esta esperanza de cambio pase de ser solo una esperanza y se convierta en una realidad.
Aun con las mejores intenciones de nuestro nuevo presidente y del éxito que puedan tener las políticas que implemente, aun si la nación se uniera en un esfuerzo autentico de cambio, aun si las naciones del mundo se unieran en búsqueda de una solución para el bienestar común, esto no sería suficiente para lograr alcanzar el cambio que el mundo necesita.
Independientemente de los deseos de los hombres, sin Dios nada podemos hacer.
porque separados de mí nada podéis hacer – Juan 15:5
Através de las épocas son muchas las naciones que se han envuelto en procesos de reformas con la esperanza de conseguir cambios necesarios. Algunas han logrado cierto grado de éxito, pero a la larga estos cambios dejan de ser efectivos requiriendo el volver a comenzar el proceso de reformas. Es como un círculo vicioso sin fin.
Cuando una computadora se daña se lleva a un técnico con conocimiento y experiencia en la reparación de computadoras. Cuando una automóvil se daña se lleva a un mecánico con conocimiento y experiencia en la reparación de de tal automóvil. No llevamos la computadora al mecánico de automóviles, ni llevamos el automóvil al técnico de computadoras. Esto sería insensato.
De la misma manera los problemas de la humanidad solamente pueden ser resueltos por aquel que nos creó: Dios. Fue él quien nos diseñó y conoce cada parte de nuestro ser. Es por esto que a pesar de las mejores intenciones que tengamos y de todo el esfuerzo que podamos realizar nunca lograremos resolver nuestros problemas sino buscamos la ayuda del único que los puede resolver.
Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero. – 1 Pedro 1:3-5
A diferencia de la esperanza que podamos poner en un hombre o una nación, solo Cristo nos ofrece una esperanza viva. A través de Jesús tenemos reservada la victoria.
Oremos para que Dios de sabiduría a nuestro nuevo presidente y le ayude en la difícil tarea que ha de enfrentar, pero no olvidemos poner nuestra esperanza solamente en Cristo, pues el es nuestra esperanza de gloria (Colosenses 1:27).
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