Perder duele
Recientemente un partido de futbol americano tuvo un final decepcionante cuando los árbitros fallaron en cantar una jugada que hubiese cambiado el resultado final. Para el equipo perdedor, esto significó no poder adelantar al juego de campeonato. Es solo un juego, pero cuando se trata de tu equipo favorito, perder duele. Esto hizo que muchos de los fanáticos de este equipo hayan hecho un llamado a la liga para que se vuelva a jugar el partido, en otras palabras, para tener otra oportunidad.
Perder un partido deportivo tiene poca relevancia en la vida. Ciertamente hay muchas cosas en las cuales perder tiene un gran impacto. Pero ninguna causará mayor dolor que desaprovechar la oportunidad de obtener la vida eterna.
Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? – Mateo 16:26
Todos le hemos fallado a Dios y hemos sido excluidos de su reino (Romanos 3:23). Pero todos tenemos la oportunidad de recibir la vida eterna (Juan 3:16).
En el caso del partido de futbol del que hablábamos, el equipo perdió como resultado de la negligencia de otros. Pero si tomamos la decisión incorrecta con respecto a el regalo de la salvación en Jesús no podremos culpar a otros que no sea a nosotros mismos.
Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos. – Lucas 13:28
La derrota de mi equipo favorito es inconsecuente, pero perder la salvación no es cosa de juego. Los que pasen por esta experiencia pedirán una nueva oportunidad la cual no tendrán. La oportunidad de ganar la tenemos ahora y no podemos desperdiciarla.
Perder duele, pero no hay razón alguna para que ese sea tu destino. Escoge a Jesús y asegura tu victoria.
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