Victorioso
¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? … Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. – 1 Corintios 15:55-57
El día de resurrección multitudes se reúnen en las iglesias para celebrar la victoria de Jesús sobre la muerte. Si bien es cierto que Jesús vino para salvar lo que se había perdido el ‘contrato bíblico’ establece unas condiciones que a menudo tomamos ligeramente. Para que la victoria de Jesús sea también la nuestra:
1. Tenemos que creer en Jesús
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. – Juan 3:16
Tenemos que creer que Jesús pagó con su sacrificio la deuda de pecado que nos alejaba de Dios. Ahora bien, creer no solo implica aceptar que esta verdad es cierta para nosotros, sino también vivir en constante reconocimiento de la misma. Pero creer también implica aceptar que todas las enseñanzas de Jesús acerca de cómo vivir son aplicables para nosotros.
2. Tenemos que confesar que Jesús es nuestro Señor
Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. – Romanos 10:9-10
La traducción de ‘Señor’ implica aquel quien tiene el derecho de propiedad y autoridad absoluta. Por lo tanto, recibir a Jesús como Señor significa someternos a Su autoridad no solo en el aspecto espiritual, sino también en todas las facetas de nuestras vidas. En otras palabras, si Jesús es nuestro Señor no debemos hacer nada con lo cual Él no esté de acuerdo. Una vez que entendamos y pongamos en práctica esta verdad, entonces podremos confesar que Jesús es nuestro Señor.
El tener a Jesús como Señor no significa que nunca vallamos a fallar, pero si requiere que reconozcamos nuestras fallas delante de Él. La buena noticia es que Jesús comprende nuestra debilidad y está disponible a perdonarnos si venimos ante Él en sinceridad.
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. – 1 Juan 1:9
La victoria que celebramos en este día es para ti y para mí. Como creyentes tenemos la victoria asegurada en Jesús nuestro Señor.
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