La Victoria es nuestra
Cuando escuchamos las noticias del día es fácil frustrarse y perder la perspectiva. Como cristianos, nos preguntamos qué podemos hacer para detener esta violencia sin fin. También es posible que surja en nosotros un sentido de enojo contra la gente involucrada en toda esta violencia.
También es difícil ver a la gente atacando la fe y proclamando que Dios no existe. Sabemos que sus palabras no cambia la verdad sobre Dios, pero nos preocupa el efecto que esas palabras puedan tener en las personas que aún no han experimentado el amor de Dios. Como buenos cristianos, creemos que tenemos que detener todo esto.
Parece que cualquier comportamiento es aceptable, excepto comportarse como cristianos. Si tratamos de expresarnos como cristianos, podemos ser señalados como locos, podemos ser suspendidos de la escuela, e incluso podemos ser enviados a la cárcel [ref]. Esto no está ocurriendo en un país lejano: esto está sucediendo en nuestro país. Nuestros antepasados estarían avergonzados si pudieran ver lo que esta sucediendo en su país.
Si te ves perder la fe, abre la última página. Sí! Abre la última página de la Biblia.
Luego el ángel me mostró un río de agua de vida, claro como el cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero, y corría por el centro de la calle principal de la ciudad. A cada lado del río estaba el árbol de la vida, que produce doce cosechas al año, una por mes; y las hojas del árbol son para la salud de las naciones. Ya no habrá maldición. El trono de Dios y del Cordero estará en la ciudad. Sus siervos lo adorarán; lo verán cara a cara, y llevarán su nombre en la frente. Ya no habrá noche; no necesitarán luz de lámpara ni de sol, porque el Señor Dios los alumbrará. Y reinarán por los siglos de los siglos. El ángel me dijo: «Estas palabras son verdaderas y dignas de confianza. El Señor, el Dios que inspira a los profetas, ha enviado a su ángel para mostrar a sus siervos lo que tiene que suceder sin demora.» – Apocalipsis 22:1-6
La historia del mundo ya está escrita en el cielo. No importa lo que vemos ahora, nada cambiará el hecho de que ya hay un bando victorioso: Dios y sus siervos. Sólo hay una cosa por la que tenemos que preocuparnos: por aquellos que aún no están del lado de Dios.
Es claro que el final no ha llegado todavía, porque Dios «es paciente … no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento» (2 Pedro 2:9). Así que, seamos paciente como El es, y cuando escuchemos sobre malas noticias, o de gente burlándose de Dios, no te sientas frustrado, mas bien abre la última página.
He aquí, vengo pronto! – Apocalipsis 22:7
Se paciente. La victoria es nuestra!
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