Señor
El significado de la palabra “Señor” se ha perdido en la cultura moderna. Usamos esta palabra mayormente como una forma de dirigirnos con respeto a una persona de prominencia (por ejemplo a un juez), y en algunas culturas, como un título de nobleza. Sin embargo, cuando leemos textos que fueron escritos en otra época es importante entender el significado que esta palabra tenía en el tiempo que fue escrita para poder comprender la connotación del texto.
El uso bíblico de la palabra “Señor” implica “aquel a quien una persona o cosas pertenecen, y sobre las cuales tiene poder de decisión”. Así que esta palabra significa mucho más que simple respeto o reconocimiento, sino también sometimiento y rendición total hacia aquel a quien llamamos Señor. Esto es lo que Jesús mismo nos enseñó:
No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. – Mateo 7:21
Nuestra inclinación natural es tener un solo “señor”: nosotros mismos. Esto puede que nos haga sentir en ‘control’ de nuestras vidas, y pensar que estamos en la dirección correcta para alcanzar lo que queremos. Pero al final del camino nada de lo que hagamos nos hará merecedores de la vida eterna. Nuestra salvación depende exclusivamente de poner nuestra fe en Jesús como nuestro salvador y entregarnos por completo en sujeción a Él como nuestro Señor.
que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. – Romanos 10:9
Podremos convencernos a nosotros mismos que solo basta con reconocer a Jesús como Señor, pero nos estaríamos engañando sino acompañamos nuestra profesión de fe con una vida de sometimiento a su señorío. El resultado de una vida vivida así es grave:
Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. – Mateo 7:22-23
Oh Dios, ayúdame a vivir mi vida de acuerdo a lo que confiesa mi boca: que Jesús es el Señor.
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