Misión Imposible
Recuerdo cuando niño una serie de televisión en la que un grupo de agentes secretos se dedicaban a combatir organizaciones criminales. En cada episodio estos agentes lograban cumplir la misión a pesar de que la posibilidad de éxito se podía catalogar como imposible, y de aquí el nombre de la serie “Misión Imposible”.
Creo que todos de alguna forma u otra somos atraídos por historias donde el bien lucha y triunfa contra el mal en actos donde lo imposible se hace posible.
Hay otra historia de lucha del bien contra el mal que todos conocemos pero que no viene de series de televisión o películas, sino de la vida real. La creación de Dios vivía en comunión y tenía una relación personal con su creador. Pero esta comunión se perdió cuando pecamos contra Dios al desobedecer Su palabra. El proceso para restaurar esta relación era literalmente una misión imposible para nosotros.
Pero al igual que en la serie y las películas un héroe vino a salvar la misión, pero no un agente secreto, sino el hijo de Dios llegando al mundo como un niño. Este niño vivió entre nosotros y tomó la decisión de entregar su vida para lograr lo que era imposible para nosotros: re-establecer la relación de paz entre nosotros y Dios.
Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. – Isaías 9:6
La historia de la navidad es mucho más que el evento del nacimiento: es la historia donde el hijo de Dios hizo lo imposible posible para ti y para mí. Celebremos con alegría la historia Su nacimiento y la historia de nuestra redención.
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